El objetivo de Disney era el de controlar la empresa audiovisual rusa, propietaria de 30 canales que emiten en 89 regiones del país, con el fin de ofrecer en un nuevo canal de televisión contenidos de producción propia, además de espacios originales rusos.
En este sentido, ambos grupos ya habían llegado a un acuerdo el pasado mes de octubre, en el que se incluía el importe económico de la operación.
No obstante, el organismo ruso publicó hoy en su página web que la documentación del traspaso "no contenía la información necesaria para ser admitida, de acuerdo con las normas de la comisión anti-monopolio".